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Cómo superar la procrastinación y avanzar en tus proyectos

Muy buenas, mis valientes guerreros. Hoy os traigo un tema que creo que ya ha salido en otras ocasiones en el blog pero que me parece de especial importancia para poder avanzar en nuestro proyectos, sean estos de la índole que sea. Me refiero, sí, señoras y señores, a la procrastinación y cómo vencerla. Vamos allá.

Antes de empezar

Muchas veces nos embarcamos en multitud de proyectos, nos vemos saturados de ideas que requieren de nuestra atención, pero antes de continuar adelante con un proyecto, hazte unas cuantas preguntas: ¿es ese proyecto o idea lo suficientemente bueno como para dedicarle una buena cantidad de tu tiempo? ¿Crees que le puedes dar suficiente amor a ese proyecto para que florezca? ¿Qué te puede aportar ese proyecto? ¿Y tú a él?

Si las respuestas a esas preguntas te llenan, entonces, ese proyecto merece que le dediques tu tiempo y atención. De lo contrario, no merecerá la pena y deberás, al menos de momento, guardarlo en un cajón y olvidarte de él.

¿Tenemos ya el proyecto adecuado? Pues sigamos avanzando.

Algunas claves sobre la procrastinación

La procrastinación suele tener raíces profundas y nunca hay una única causa. A veces, el proyecto en el que nos hemos embarcado es demasiado abrumador y no tenemos trazado un camino claro, de modo que llegamos a un punto de parálisis porque no sabemos cómo continuar. Otras veces, hemos perdido la ilusión por el proyecto. Otras, que el proyecto es poco desafiante y nos hemos aburrido de él. En fin, puede haber múltiples causas y lo importante es desentrañar lo que nos pasa.

Pregúntate qué significa el proyecto para ti. ¿Cómo te sentirías si lo abandonaras ahora? ¿Y si lo continuaras? ¿Y si no pudieras elegir en qué trabajar y solo pudieras hacerlo en este proyecto? ¿Te sentirías bien o sería un suplicio? Y si no pudieras volver a trabajar nunca más en ese proyecto, ¿cómo te sentirías? Son preguntas importantes para poder descubrir qué relación tenemos actualmente con nuestro proyecto y ver si es viable o no.

Os voy a poner un ejemplo sobre alguno de mis proyectos, que sabéis que es algo que me gusta porque puede ayudar a ilustrar lo que digo. Tengo diferentes proyectos literarios ahora mismo en mente. Tengo unos proyectos parados, otros que avanzan lentamente y otros que son solo una mera idea. Concretamente, hoy quiero hablaros de mi proyecto LEDA. LEDA es un germen de novela romántica que lleva en mi cabeza casi dos años. Tengo retazos por aquí y por allá, pero no tengo una trama clara, un desarrollo claro, un final claro. Es una idea. ¿Una buena idea? No lo sé, solo sé que lleva rondándome la cabeza casi dos años y solo tengo algunas anotaciones al respecto de la historia. Estoy dejando madurar esa historia porque no es su momento. El proyecto, ahora mismo, no me puede aportar lo que yo quiero y necesito y yo no estoy en el momento de escribir ese tipo de literatura, de modo que lo he dejado aparcado hasta un mejor momento en el que todo esté más alineado y pueda dedicarle la atención que necesita. Por otro lado, tengo el proyecto Ceniza. Ceniza ha crecido muy rápidamente dentro de mi cabeza, ha conseguido llamar mi atención y las piezas han encajado tan bien que, cuando he querido darme cuenta, tengo más de quince mil palabras escritas. Estoy en el momento adecuado para escribir este tipo de literatura, que es más de fantasía, y que ahora mismo me llena más. No me cuesta sentarme a escribir Ceniza, no me cuesta pensar en los personajes, no me cuesta pensar en la trama: todo encaja como debe encajar.

Consejos para superar la procrastinación

Cuidado con el síndrome del objeto brillante

Cuando estamos atascados en un proyecto largo y que ya no nos motiva tanto, otras ideas empiezan a ser interesantes y a llamar nuestra atención. ‘Oye, estoy aquí, soy una nueva idea, interesante, divertida, motivadora. ¡Deja ese estúpido proyecto y ponte a trabajar en mí!’ ‘Hola, soy una idea estrella, te voy a dar todo lo que mereces: dinero, fama, todo lo que quieras.’ Y así van apareciendo, una tras otra, distrayéndote de tu proyecto principal, reclamando tu atención y tratando de hacerse paso en tu cabeza porque no quieres trabajar en tu proyecto principal. Para eso. Tienes que enfocarte en tu proyecto y olvidarte de esas ideas brillantes por ahora. Anótalas en un lugar seguro: una lista, un cuaderno, un documento que tengas para apuntar ideas, lo que sea. Y déjalas ahí, quietecitas. Cuando sea el momento, volverás a ellas y escogerás a la que se merece tu atención. De momento, mantén tu foco en tu proyecto principal.

Traza un camino, divide el proyecto en pequeños pasos

Quien mucho abarca poco aprieta. Es un buen refrán. ¿Os he dicho que me encantan los refranes? Son pequeñas frases que encierran una enorme sabiduría popular. Son fantásticos. Este, en concreto, no puede ser mejor para lo que nos atañe. Si intentamos abarcar un proyecto entero, con todos sus complejidades, sin trazar un plan, sin dividirlo, nos veremos incapaces, en algunos casos, de seguir adelante con el proyecto.  Imaginemos que queremos empezar a construir nuestra marca personal. Necesitamos un logo y unos colores, una guía de estilo. Necesitamos tener presencia en redes y crear contenido para ellos. Tenemos que tener claro qué es lo que ofrecemos, lo que queremos hacer, nuestro objetivo, el objetivo de nuestra marca personal. No es nada fácil y puede ser abrumador si no dividimos el proceso en pequeños pasos. Si intentamos hacerlo todo a la vez, es más que probable que nos paralicemos, que nos estanquemos o que vayamos a medio gas en todo, con lo que, al final, acabaremos quemados y odiando el proyecto. No trates de hacerlo todo así. Traza un plan con pequeños pasos y, sobre todo, con pequeñas metas.

Celebra tus logros

Sean grandes, pequeños, medianos: celebra todos tus logros. Prémiate cuando haces las cosas bien. Es necesario, imperativo y no negociable. El hecho de celebrar cada paso hará que la meta final no se vea tan lejos y te ayudará a renovar tus fuerzas y tu motivación. Lo importante es seguir avanzando y nada mejor que celebrar todo ese progreso.

Sé realista con los resultados

No sé si a vosotros os pasa, pero yo suelo esperar mejores resultados de los que obtengo cuando hago ciertas cosas. Es un pequeño problema que tengo… Por eso, cuando os marquéis unos objetivos, tened en cuenta que debéis ser muy realistas con vuestros resultados, que vuestras expectativas no estén demasiado altas. No quiere decir que os conforméis con poco, ni mucho menos, pero intentad no pensar que vais a conseguir resultado extraordinarios con esfuerzos pequeños. Las grandes gestas requieren de grandes esfuerzos, de modo que sed consecuentes con los resultados obtenidos y no os machaquéis si no son los esperados. No podemos controlar los resultados, pero sí nuestras acciones, ese es nuestro rango de acción y eso es en lo que debemos enfocarnos.

Comprométete y pon fechas

Una de las cosas que más ayuda a no procrastinar es el compromiso. Comprométete contigo y ponte fechas límite. ¡Cúmplelas! El compromiso es algo que ayuda mucho a avanzar, sobre todo cuando ves que se acerca una fecha de entrega. Yo utilizo este truco para los artículos del blog y los vídeos de YouTube: ambos tienen fechas fijas que no pienso cambiar, de modo que no tengo más remedio que hacerlo, lo que, además, refuerza mi compromiso con el proyecto y conmigo misma. Dos en uno.

Y eso es todo por hoy, guerreros. Espero que os hayan servido los consejos. Y vosotros, guerreros, ¿soléis procrastinar vuestros proyectos? ¿Hay algún truco que uséis para no dejar de lado los proyectos? Os leo en los comentarios.

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¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.

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