Cómo encontrar tiempo para leer y escribir con una agenda ocupada
Muy buenas, mis valientes guerreros. Hoy voy a hablaros de un tema muy al hilo de lo que comentaba la semana pasada con las rutinas: cómo encontrar tiempo para escribir y leer cuando lo que nos falta es tiempo. Voy a volver a incidir en temas básicos como las prioridades y los objetivos, pero también voy a daros algunos consejos para encontrar ese ratito que nos permita poder dedicar algo de tiempo a nuestras aficiones. Sin más dilación, vamos con el artículo.
Por qué quieres dedicar tiempo a escribir y leer
Vamos a empezar con el porqué, que es lo más importante. ¿Por qué quieres escribir? ¿Por qué quieres leer? ¿Cuál es tu objetivo para llevar a cabo estas actividades? Pueden parecer preguntas muy obvias, pero no lo son en absoluto. Cuando nuestra agenda está llena de tareas, citas y eventos, cuando nuestro día a día es agitado y está repleto de estrés, lo primero que cae es aquello que no tiene un objetivo claro para nosotros, que no tiene un porqué para permanecer en nuestra rutina diaria. Por eso es importante preguntarse cuál es el motivo por el que quiero escribir y leer.
Buscar un motivo
Si quieres realmente escribir y leer e integrarlo en tu día a día, necesitas encontrar un objetivo que te motive, que sea asequible para ti y que sea realista. Marcarte un objetivo a tu alcance, ni muy fácil pero tampoco imposible, hará que empieces a trazar una mejor ruta para llegar a tu objetivo. Vamos a plantear una situación hipotética con la escritura, después comentaremos otra con la lectura.
Si tu objetivo es concluir la novela que comenzaste hace dos años y que lleva desde hace tiempo guardada en un cajón, puedes plantearte releer lo que ya tenías escrito en un intervalo de tiempo determinado (pongamos, por ejemplo, una semana) y repasar las notas que tenías acerca de la historia. Una vez hayas hecho esto, puedes marcarte como objetivo para escribir la historia dedicarle 15 minutos al día. En quince minutos puedes escribir, fácilmente, entre 250 y 400 palabras. Quizás puedas alcanzar una mayor tasa de palabras. Si haces esto cada día y suponiendo una media de 325 palabras al día, al cabo de una semana tendrás 2275 palabras. Al cabo de un mes, tendrás 9750 palabras. Al cabo de tres meses, 29250 palabras. Al cabo de un año, habrás escrito 118625 palabras. Y estamos hablando solo de una media de 325 palabras. Si, pongamos el caso, tu media fuera de 400 palabras diarias, al cabo de un año tendrías 146000 palabras. A más palabras escribas, mayor será la cantidad de palabras escritas total, no hace falta que lo diga. Pero con este ejemplo quiero poner de manifiesto la importancia del trabajo diario. Si tienes pensado escribir una novela de unas ochenta mil palabras y ya tienes escrita una tercera parte, es decir, algo más de veinticinco mil palabras, estaríamos hablando de que podrías terminar tu novela en unos seis meses. Puede parecer bastante tiempo, pero es muy probable que la termines incluso antes porque tu soltura escribiendo mejorará cuando comiences a escribir y también tu creatividad comenzará a fluir. Todo es empezar.
Ahora bien, si hablamos de lectura, podemos poner un ejemplo similar. Imagina que tienes pendientes de leer mucho libros (seguro que a ninguno de los estáis leyendo esto os cuesta imaginarlo, ja, ja, ja) y que solamente puedes dedicarle 15 minutos al día. Vamos a calcular unas siete páginas de lectura como promedio en esos quince minutos diarios. Al cabo de una semana, serán veintiocho páginas. Al cabo de un mes, habrás leído doscientas diez páginas. Pasados tres meses, esas páginas serán seiscientas treinta. Cuando haya pasado un año completo, habrás leído dos mil quinientas cincuenta y cinco páginas. Si lees libros de unas 320 páginas, en un año puedes leer fácilmente unos ocho libros. Puede no parecer mucho, pero estamos hablando solo de unas siete páginas al día. Si hacemos esto exponencial, con medias absolutas, por ejemplo, de quince páginas al día, nos salen un total de alrededor de cinco mil quinientas páginas y unos diecisiete libros. Es decir, dedicando media hora de lectura al día, podemos llegar a leer bastantes libros al cabo de un año. Vuelvo de nuevo a insistir en la importancia del trabajo diario. Muchos pocos hacen un mucho y es importante aprender a cultivar la paciencia, la constancia y la disciplina.
Por eso es importante marcarnos un objetivo que vaya acorde a lo que nosotros queremos y a lo que podemos priorizar. Sin un objetivo claro y relevante para nosotros, priorizar ciertas actividades se vuelve bastante complicado.
Prioriza: bloquea tiempo para la escritura y la lectura
Como venía diciendo, tienes que priorizar. De nada sirve marcarse un objetivo si luego no haces nada con él. Si ese objetivo es realmente importante para ti, encontrarás el tiempo, pero tendrás que ver en qué hueco de tu día lo introduces. ¿Tardas media hora desplazarte a tu trabajo con el transporte público? Quizás sería interesante dedicar ese tiempo a la lectura. ¿Tienes un hueco a media tarde en el que sueles tomar un café? Puedes acompañarlo con una breve sesión de escritura. Lo importante es dedicarle algo de tiempo y que eso no signifique hacer contorsiones con tu horario para poder hacer aquello que te gusta.
También es importante examinar en qué inviertes tu tiempo. Si ves que dedicas mucho tiempo a redes sociales, ver vídeos o series por internet y sientes que tu tiempo se evapora en cuanto te pones frente a una pantalla, estudia si puedes minimizar ese tiempo y dedicarlo a algo más productivo, como la escritura y la lectura. Tendrás que ver qué hábitos tienes respecto a las pantallas y si es posible cambiarlos. Te sugiero que lleves siempre contigo una libreta y que empieces a usarla para apuntar cuánto tiempo pasas en redes sociales y en plataformas de contenido. Puede que te sorprendas escribiendo cuando lo habitual era pasear la mirada por TikTok.
Horarios, rutinas y rituales
Puede que sea un poco pesada con el tema de los horarios, las rutinas y los rituales, pero son herramientas muy poderosas cuando queremos implementar algunos hábitos. Cuando establecemos un horario y nos apegamos a él, hacer ciertas cosas que normalmente nos costaban mucho se vuelve más sencillo. Lo mismo ocurre cuando tienes una rutina muy marcada. Si después de comer, te tomas un café, el día que no lo hagas, sentirás que falta algo en tu sobremesa. Esa es un poco la idea de tener una rutina: que las cosas fluyan sin que necesitemos pensar demasiado. Y luego, por otro lado, tenemos los rituales. Estos son mis favoritos porque son una experiencia completa. Yo los englobo mucho en la parte del autocuidado, porque suelen ser cosas que me gustan y me llenan. Por ejemplo, te preparas una infusión relajante, que te guste, enciendes una vela aromática y pones música instrumental relajante (yo soy muy de jazz), bajas las luces (si vas a leer en un libro electrónico, no queremos dejarnos la vista) y te pones a leer en la cama. ¿Te imaginas la atmósfera que se ha creado? La luz de la vela vibrando, otra fuente de luz suave y cálida, la música que te ayuda a bajar los niveles de estrés, la infusión que te calienta por dentro y la mullida de la cama mientras lees unos bonitos versos o una novela de fantasía. Eso, para mí, es casi el paraíso. Y un plan perfecto para un viernes por la noche. 😛
Ensayo y error
Encontrar esos momentos de escritura o lectura no es sencillo, pero tenemos herramientas muy básicas para saber si vamos por buen camino o tenemos que virar el rumbo: el ensayo y el error. Todo es cuestión de probar. Intenta mantener un horario o una misma rutina durante un par de semanas y recopila los datos que te parezcan relevantes de tu experiencia. Algunas buenas preguntas serían:
- ¿Cuántas veces he cumplido con el objetivo? ¿Qué porcentaje de éxito tengo?
- ¿Qué es lo que ocurre para que no haga lo que me he propuesto?
- ¿Qué es lo que cambia cuando sí logro hacer lo que tenía previsto?
- ¿Cuál ha sido mi estado de ánimo previo a realizar esa actividad? ¿Y después de haberla realizado?
- ¿Estoy seguro de que el objetivo es el correcto? En caso contrario, ¿cómo podría reformularlo?
- ¿Me gusta mi nuevo horario / nueva rutina? ¿Qué cambiaría? ¿Qué mantendría?
Puedes hacerte otras preguntas, pero es importante llevar un control de lo que hacemos cuando estamos intentando implementar cambios para poder ver los posibles fallos que hay en nuestro plan. Si el plan falla, cámbialo. No pasa nada por probar diferentes cosas, pero ten muy en cuenta que todo horario y rutina necesita de un periodo de adaptación y que puede costar un poco al principio. Evalúa adecuadamente si es necesario modificar el horario o si necesitas darle más tiempo. Cuanto más cambies el horario o la rutina, más te costará apegarte.
Constancia y disciplina
Esta es otra de las cosas que son una obsesión para mí: la constancia y la disciplina. Al igual que en muchos ámbitos de la vida, si quieres leer y escribir, tendrás que ser constante y disciplinado en tus aspiraciones. Esto quiere decir que no hay excusas que valgan. Tienes que mantenerte firme en tu objetivo y mantener lo que te has propuesto. No sirve de nada cambiar el plan cada tres días. Así es imposible que crees una constancia y una disciplina. Debes mantener por un largo periodo de tiempo un hábito para poder integrarlo. Hay muchos estudios: unos dicen que son 21 días, otros dicen que son 66, otros dirán que 90 días sirven para crear un estilo de vida… Bueno, cada persona es un mundo. Pero es importante que seas constante y disciplinado, lo cual quiere decir que tendrás que hacer algo, en este caso, leer o escribir, aunque no sea lo que más te apetezca en el mundo, pero es importante que mantengas el compromiso que previamente has adquirido contigo mismo. Antes de cambiar toda la rutina, yo optaría por aplicarla, al menos, durante tres semanas completas. Si ya la primera semana ves que no eres capaz de complicar ni la mitad de lo que te has propuesto, entonces tienes que hacer un cambio, pero si más o menos consigues hacerla bien, espera a que hayan pasado tres semanas para realizar cambios. Una vez pasado ese primer umbral, es muy posible que no necesites cambiar muchas cosas de tu rutina. Habrá que hacer algunos ajustes, por supuesto, pero si has sido constante y disciplinado, serán mínimos.
Mi experiencia: cómo hago para mantener mi reto de escritura y sacar tiempo para leer
Aunque el caos se apodera de mi horario algunos días por motivos laborales (como es el caso del día en el que estoy escribiendo estas líneas) o personales, intento mantener unos mínimos. Estos mínimos me hacen reafirmar y afianzar mis hábitos y mi compromiso con la lectura y la escritura. Por un lado, mi mínimo de escritura son unas 200 palabras. No puedo bajar de ahí. Pueden parecer poca cosa, pero doscientas palabras son mejor que cero. Infinitamente mejor. En cuanto a la lectura, que es algo para lo que últimamente me cuesta sacar tiempo, intento, al menos, leer un poema, una newsletter o un post de un blog. Es poco, pero menos es nada. Mi ideal con respecto a la lectura es de unos 15 a 60 minutos. Es un periodo amplio, pero depende del día y del tiempo que tenga para poder leer. Y, lo que decía antes, a veces es bastante complicado sacar tiempo de donde no lo hay.
Es cierto, y tengo que admitirlo, que ahora mismo para mí es más importante escribir que leer porque estoy intentando implementar el hábito de escribir a diario. Eso quiere decir que es una prioridad para mí y que lo tengo que hacer cada día, aunque solo sean esas 200 palabras escritas de pura improvisación que sé que no va a dar lugar, en principio, a una historia. Pero son esas doscientas palabras las que me desbloquean cuando no sé qué escribir, las que están arrojando luz poco a poco en mi próxima novela y las que están haciendo que el contador siga sumando palabras día tras día. No es fácil, porque hay días en los que no te apetece escribir nada en absoluto y que la página en blanco te causa pavor, pero es precisamente esos días cuando es más importante sentarse a escribir. Hay que seguir haciendo que el contador suba.
Y me podría explayar mucho más, pero creo que me ha salido otro artículo bastante largo y tenéis bastante material de lectura y consejos para aplicar en vuestras rutinas. ¿Cómo os organizáis vosotros para escribir y leer, guerreros? ¿Os resulta fácil hacerlo o tratáis de buscar tiempo de debajo de las piedras? Espero leeros en los comentarios y nos leemos en el próximo artículo.
Valkyria Kára
¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.