El arte de leer: cómo la literatura nos ayuda a crecer
Muy buenas, mis valientes guerreros. Esta semana vengo a hablar, una vez más, sobre el maravilloso hábito de la lectura y cómo nos ayuda en nuestro desarrollo personal y profesional. Dicho de otra forma, la literatura nos ayuda a crecer y vamos a ver por qué y qué puede aportarnos en nuestro día a día. ¡Allá vamos!
Fuente de conocimiento y sabiduría
Hace no demasiado tiempo, os hablaba de la lectura, pero como fuente de inspiración y también mencionaba que la literatura es una fuente de conocimiento. Hoy quiero profundizar en esta idea porque creo que no somos del todo conscientes de lo importante que es la literatura como medio de transmisión del conocimiento. Y me voy a remontar muy atrás y a otra localización geográfica. Estamos en la Atenas del siglo V a.C. Nuestro protagonista es un hombre al que le gusta hablar con otros. Quizás lo conozcáis de oídas. Quizás no. Fue un hombre muy importante, pues los filósofos anteriores a él suelen llevar un adjetivo que contiene su nombre. No lo conocemos directamente porque escribiera sus propias tesis e ideas, su conocimiento nos llegó a través de uno de sus alumnos, que quizás también os suene si conocéis a este ateniense. Sí, os estoy hablando del mismísimo Sócrates. A los filósofos anteriores a él los conocemos como presocráticos, cosa interesante, ¿no os parece?, cuando ni siquiera conservamos una línea escrita por él. Sócrates no creía que fuera necesario hacerlo. Sin embargo, gracias a Platón (¡¡bendito Platón!!), conocemos su pensamiento, pues nos ha llegado a través de las obras de su discípulo. Si no hubiera sido por él, no conservaríamos a uno de los filósofos más influyentes de la historia de la humanidad. ¿No os parece increíble?
La lectura de los grandes clásicos es una gran fuente de conocimiento y sabiduría. No es necesario irse a los filósofos griegos del siglo de Pericles. Nos podemos venir un poquito más cerca, tanto en el tiempo como en el espacio. ¿Hablamos de Miguel de Cervantes? Sí, por qué no. Las obras de Cervantes, al igual que las de Lope de Vega o las de Quevedo (confieso ser una gran admiradora de este grandísimo poeta, no puedo negarlo), nos han enseñado mucho, muchísimo. Son lecciones universales, como también nos las proporcionan las obras de William Shakespeare. Historias de amor y venganza, conocimientos y estrategias extraídos de otras obras. ¿Sabíais que Espartaco, el célebre esclavo que protagonizó una de las guerras más peligrosas dentro de la propia Roma, utilizó las tácticas de Aníbal Barca, el gran general cartaginense, para poner en jaque a los romanos porque lo había leído en unos pergaminos? Absolutamente fascinante…
Hoy en día, igual que hace años, décadas, siglos e, incluso, milenios, el conocimiento se adquiere a través de la lectura. Es lógico que debemos escoger bien a nuestros maestros, es decir, debemos escoger buenos libros si lo que deseamos es una buena instrucción. Tenemos que acudir a las fuentes más versadas en el tema que queramos estudiar para alcanzar unos buenos niveles de conocimiento en la materia deseada. De nada nos servirá irnos a una interpretación o reeleboración de un clásico: ve a la fuente primigenia, al clásico, al original. Esa es la manera adecuada de conseguir sacarle el mayor partido a las obras de los autores.
Compartiendo experiencias
¿Os ha ocurrido alguna vez que habéis leído un libro y habéis pensado “eso podría haberlo dicho yo”? ¿Os habéis identificado con algún personaje o le habéis cogido un enorme cariño? Una de las cosas más importantes que tiene la escritura y, por ende, la literatura es que intenta transmitir una historia, cuando hablamos de ficción, por supuesto. Cuando el lector se adentra en la historia que le está contando el autor, inevitablemente siente una conexión con los personajes y, si el escritor es bueno, hará que el lector viva la vida de los protagonistas de su libro. Seguro que habéis oído muchas veces eso de que la gente que lee vive muchas más vidas que la que no lee. Es completamente cierto. Si os paráis a pensar, nos nutrimos con las historias que nos cuentan las novelas. Nos nutrimos también con los versos de los poetas, que nos hacen sentir lo que ellos sintieron o vivir lo que está plasmado en sus poemas.
Conocer las experiencias de otros y vivirlas como testigos, dado eso es lo que somos al leer sus historias, nos hace poder aprovechar ese conocimiento en nuestra vida real y cotidiana. Vamos un paso más allá de lo que nosotros mismos hemos vivido y podemos adelantarnos a acontecimientos que, de otro modo, no habríamos podido prever. La lectura nos ayuda, además, a ponernos en situaciones que pueden ser tan reales como la vida misma y a ver las consecuencias que hubiera tenido una u otra respuesta. Es como si pudiéramos hacer un ensayo de lo que estamos pensando hacer sin correr el riesgo de las consecuencias desagradables e inesperadas.
Un hábito imprescindible
Siempre digo que la lectura es uno de los mejores hábitos que podemos implantar en nuestro día a día. Nos da muchos beneficios, como hemos podido ver en los apartados anteriores, como fuente de conocimiento y experiencias. Además, la lectura nos proporciona paz y sosiego, nos aporta calma y nos da tranquilidad. Una de las cosas que más me relaja al final de un largo y duro día de trabajo es poder leer un rato en la cama, antes de dormir. Es algo que me relaja mucho y me ayuda a dormir mejor. Tiene la ventaja de que si estás leyendo algo ligero, como una novelista romántica o una saga de fantasía (cuidado con lo que elegís leer, las ganas de no parar de leer son peligrosas), te evades un poco de tu día y te preparas para dormir llevándote, por lo general, un buen sabor de boca. También te alejas un rato de las pantallas. Olvidarse del móvil un rato antes de acostarse es uno de los mejores hábitos que podemos adoptar para nuestra salud física y, sobre todo, mental. Y si la lectura te permite eso, ¿no son dos pájaros de un tiro?
¿Podemos decir, entonces, que la lectura nos ayuda a crecer? Creo que eligiendo bien lo que leemos y creando un hábito consistente, podemos llegar a ampliar mucho nuestros conocimientos y a conseguir experiencias que, de otro modo, serían difíciles de adquirir. La lectura es un hábito muy enriquecedor y que no hace ningún daño a nadie. A no ser que seas Don Quijote de la Mancha, que te creas un caballero medieval y salgas con tu Rocinante a librar al mundo de todos los males. Entonces, aunque vivas divertidas aventuras, deberás desintoxicarse de lo que sea que te estés tomando, porque dudo que sean libros lo que leas. 😛 ¿Qué opináis vosotros, guerreros? ¿Os parece la lectura un hábito imprescindible? Dejádmelo saber en los comentarios. ¡Feliz día!
Valkyria Kára
¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.