Disfrutar el caos
Muy buenas, mis valientes guerreros. Normalmente os hablo sobre organización, productividad, gestión del tiempo y cositas así de interesantes, pero hoy os traigo algo completamente diferente. Hoy quiero hablaros del caos, de la desorganización, de cuando todo se va a la porra y tenemos que lidiar con sus consecuencias. ¡Vamos allá!
Un día llega el caos
Sabéis que me gusta tenerlo todo bien ordenado y organizado, que mi bullet journal forma parte de mi día a día y me ayuda a conseguir mis objetivos, como ya os he comentado en artículos anteriores. Pero llega un día en el que pierdes el foco y empiezas a dejar de lado la organización poco a poco, sin apenas darte cuenta. La lista de tareas comienza a hacerse cada vez más y más grande y se empiezan a acumular las cosas que más solemos procrastinar. ¿Os suena? El caos ha llegado y está empezando a imperar en tu rutina.
Pero la cosa no queda ahí. Cuando estás intentando implementar un cambio de hábitos o modificando tu rutina y aún no tienes nada de eso asentado, el caos va a venir a destrozarte tus maravillosos planes. Sí, es un poquito puñetero, pero hay que quererlo. Ahora veréis por qué.
Vivir el caos
Nos gusta tener el control de las cosas, saber que todo va a salir según lo hemos previsto, que no habrá contratiempos. Pero nada en este mundo es perfecto y nuestros planes tampoco, de modo que esa escapada romántica se convierte en un aburrimiento, la tarde con amigos nos agobia y la cena que habíamos organizado en nuestra casa para celebrar nuestro cumpleaños no sale tan bien como nos hubiera gustado. El caos está haciendo de las suyas, pero es lo normal, es lo lógico, es lo previsible, aunque nosotros pensemos lo contrario.
Las cosas no salen siempre como pensamos, pero nuestro deber (sí, nuestro deber) es fluir. Fluir con las circunstancias, fluir con el caos, fluir con lo que venga, adaptarnos, sobreponernos y tomar acción sobre ello. Eso es vivir el caos. Eso es, además, ser resiliente.
Circunstancias externas y el caos
Los filósofos estoicos pensaban que no podemos sentirnos mal por lo está fuera de nuestro control. Nosotros, como individuos, poseemos el control de lo que pensamos, de lo que nos hacen sentir los acontecimientos y de nuestra visión sobre ellos, además de nuestras propias acciones, pero no poseemos el control sobre lo que piensan lo demás o los acontecimientos externos en los que no hemos intervenido. Solo podemos tomar, entonces, acción sobre lo que nosotros pensamos y hacemos, nada más. De modo que esos acontecimientos externos no deben causarnos dolor, sino que debemos verlos como una oportunidad.
Aquí voy a hacer un inciso. Esta es la primera vez que hablo sobre estoicismo y es un poco mi interpretación de lo que los estoicos comentan, de modo que no tiene por qué estar bien, es solo mi forma de ver las cosas. Cuando tenga un mejor conocimiento sobre el tema, os hablaré largo y tendido, pero, de momento, esto es lo que puedo decir. Cerramos el inciso.
Las circunstancias, a veces, hacen que la vida se vuelva caótica, que el orden se vaya al traste y que todo se convierta en un caos tremendo. Pero no hay que luchar contra ese caos. Hay que tener paciencia y encajar cada pieza en su lugar, poco a poco, fluyendo con las circunstancias. Eso no quiere decir que no tengamos una buena organización y debamos vivir a salto de mata. Todo lo contrario: quiere decir que si tenemos una buena organización y somos flexibles, conseguiremos sobreponernos mucho mejor al caos.
Y vosotros, guerreros, ¿qué tal lleváis lo de convivir con el caos? ¿Sois resilientes? Dejádmelo en los comentarios.
Valkyria Kára
¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.