Cómo ejercitar la disciplina: consejos y estrategias efectivos
Muy buenas, mis valientes guerreros. Hoy os traigo un artículo sobre uno de mis temas favoritos: la disciplina. Y qué mejor día que hoy, empezando el mes, para poner a prueba algunos de los consejos y estrategias que os traigo para mejora vuestra disciplina. ¡Vamos allá!
El concepto de disciplina
Cuando pensamos en disciplina, suele venirnos a la cabeza la imagen típica de las películas americanas de los soldados que acaban de entrar en el ejército y tienen un sargento terrible que les exige disciplina. Y no es nada nuevo que se haga esta asociación, dado que en el ejército, en cualquiera que quiera tener éxito y perder los mínimos efectivos posibles, es necesario que se implante una disciplina, calificada para ellos como militar, en la que se necesita que los soldados cumplan las órdenes de sus superiores. Y, si estas órdenes no se ejecutan como se deben, se les dará un castigo apropiado y ejemplar. Pero la disciplina de la que hoy os quiero hablar no tiene que ver con cumplir las órdenes de un sargento o un teniente malhumorado. Tiene que ver con nosotros mismos, con nuestras propias ganas de satisfacer o posponer nuestros deseos en pos de unos objetivos.
La disciplina es la habilidad de controlar los deseos primitivos para seguir un determinado código de conducta. Cuando hablamos de autodisciplina, por ejemplo, nos estamos refiriendo a que tenemos que controlar y posponer nuestros impulsos de obtener placer inmediato para alcanzar unos objetivos que son importantes para nosotros. No es algo sencillo porque nuestra cabeza intenta buscar siempre el placer inmediato o, en su defecto, el menor dolor posible. De modo que muchas veces tendremos que hacer esfuerzos conscientes para no sucumbir a las tentaciones, se presenten estas en la forma que sea (ver series en lugar de hacer ejercicio, comer un trozo de pizza en lugar de una pieza de fruta, etc.).
El dolor de la disciplina o el dolor del arrepentimiento, tú eliges
Hacer cambios es muy costoso. Siempre hay una excusa para no alcanzar los objetivos. No, es que no me viene bien ahora mismo porque no tengo tiempo. Es que estoy enfocado en otra cosa. Es mucho más duro de lo que yo creía. No puedo hacerlo, es demasiado difícil. Quizás en otro momento. Con este tipo de excusas, vamos dejando de lado nuestros sueños por una vida cómoda y fácil. Pero lo que fácil viene, fácil se va. ¿Crees que no te hace daño estar tantas horas sin moverte? ¿Crees que es bueno que lleves meses sin coger un libro? ¿Acaso piensas que los resultados vendrán a buscarte a casa? Cualquiera que sea la excusa para no alcanzar un objetivo se debe al miedo que nos da el cambio, una falta de prioridades y una falta de disciplina.
Cuando nos planteamos, por ejemplo, ponernos en forma, pensamos que el entrenamiento es duro. Uff, es que me cuesta mucho hacer ese entrenamiento. Al día siguiente tendré un montón de agujetas. Casi no puedo con esa mancuerna. Me ahogo en la cinta de correr. Y pasa el tiempo y pensamos que las cosas se solucionarán por sí solas. Y nos encontramos de nuevo ante otro entrenamiento, otra cinta de correr y el dolor de saber que no hay vuelta atrás. El médico nos ha dicho que, si no hacemos ejercicio, cualquier día nos puede dar un infarto. Y sentimos el dolor del arrepentimiento, de saber que elegimos el camino fácil y que deberíamos haber continuado, aunque no era lo que más nos apetecía en aquellos primeros días de lucha con el gimnasio.
Pero esta vez elegimos el dolor de la disciplina. Vamos al gimnasio cada día y entrenamos lo mejor que podemos. Sufrimos las agujetas y los dolores musculares propios de la falta de ejercicio. Nos ahogamos en la cinta de correr. Pero pasan tres meses y nos sentimos mejor. Nuestro momento para entrenar se convierte en uno de los más placenteros del día. Nuestros músculos se han fortalecido, hemos perdido grasa y ya no nos ahogamos en la cinta de correr. Sí, es cierto que ha habido días duros en los que no queríamos entrenar, pero lo hicimos igualmente y el resultado de nuestro esfuerzo es un cuerpo mucho más sano y fuerte. La disciplina siempre acaba mereciendo la pena.
Cómo entrenar la disciplina: consejos y estrategias
No siempre resulta sencillo mantener la disciplina. Como os decía antes, nuestro cerebro va a intentar sabotearnos. Pero no le hagáis caso. No tiene razón. Puede que ponga excusas muy buenas, es muy convincente el muy maligno, pero no tiene razón. Se resiste porque el cambio le parece peligroso (aunque solo sea ir al trabajo por otro sitio, verás que prefiere el camino conocido) e intenta protegernos. Lo que ocurre es que no nos está ayudando así, todo lo contrario. Por eso, es muy probable que las primeras veces que queremos hacer algo, necesitemos de una buena fuerza de voluntad y una disciplina férrea para llevarlo a cabo. Con el tiempo, nuestro cerebro se dará cuenta de que el cambio ha sido beneficioso, pero le cuesta dar su brazo a torcer.
No obstante, os voy a dar algunos consejos para que os ayuden un poco a conseguir esa ansiada disciplina.
- Construye tu identidad en torno a ese rasgo que quieres. Si eres una persona que quiere hacer más deporte, tienes que poder decir de ti “soy deportista”. Si quieres pintar, “soy artista”. Si quieres ayudar a los animales, “me preocupo por los animales y los ayudo”. Tienes que reafirmar tu identidad. Cuanto más te identifiques con el rasgo que quieres conseguir, menos te costará conseguirlo. Eso es muy importante durante el proceso de adquisición del rasgo, ya que, al final, solo hacemos lo que pensamos que somos. Si empezamos a creer, nos costará menos llegar a ser.
- Mantén visible tu objetivo. ¿Por qué quieres ser disciplinado? ¿Qué es lo que quieres conseguir? Si tenemos claro qué es lo que queremos hacer y lo mantenemos en un lugar visible, nos será más difícil escaparnos y poner excusas.
- Buenas razones. Y si tenemos un objetivo, tenemos unas razones para alcanzarlo. Las razones, bien planteadas y justificadas, son un antídoto contra las excusas. Como sabemos que estas llegarán, encuentra los motivos por los que debes hacer lo que quieres hacer. Así te costará más sucumbir ante las excusas.
- Crea rutinas. No son pocas las veces que os he hablado de las rutinas. Podéis verlo en estos artículos. Las rutinas nos hacen la vida un poco más fácil porque solemos realizarlas en modo automático. Si tienes una rutina preestablecida cada mañana, notarás que no te cuesta nada hacerla. La haces casi inconscientemente en el mismo orden. De modo que si quieres añadir algo a tu día, debes crear una nueva rutina a partir de esa actividad. Si puedes cambiar un mal hábito por uno bueno, entonces ya habrás conseguido lo mejor de dos mundos.
- Prepara tu entorno. Uno de los métodos más efectivos para conseguir algo es modificar nuestro entorno. ¿Quieres perder peso pero siempre tienes dulces y aperitivos salados en casa que te tientan? ¡Fuera! ¿No eres capaz de leer porque es más fácil mirar el móvil antes de dormir? Deja un libro sobre tu mesita de noche y deja el teléfono en una habitación diferente. Cuando quitamos las tentaciones de nuestra vista y ponemos más fácil la acción que queremos realizar, las cosas cambian de manera radical. Os pongo un ejemplo de lo que a mí me funciona para hacer ejercicio. Cada noche, dejo la ropa de entrenar preparada en el cuarto de baño. Cuando me levanto, es de lo primero que veo, de modo que me obligo a ponérmela, aunque no tenga ganas de hacer ejercicio. De esta manera, mi cabeza ya se va preparando para ponerse en marcha y hacer ejercicio me cuesta un poco menos.
Espero que estas estrategias os ayuden a alcanzar vuestros objetivos. Por supuesto, si tenéis alguna más, no dudéis en compartirlas en los comentarios. Siempre está genial poder compartir información con los demás.
Imagen destacada: Freepik
Valkyria Kára
¡Bienvenido a mi pequeño rincón, guerrero! Yo soy Valkyria Kára, escritora, desarrolladora web y filóloga hispánica. Mi pasión es y siempre será la escritura, que combino con otros intereses como la programación web (de reciente adquisición), la lectura, la organización, la productividad y el bullet journal. Soy una amante de los animales, de la naturaleza, del té y del chocolate. Aquí dejo mi granito de arena para ayudarte a hacer tu vida un poco mejor.
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