Cuidarnos por fuera y por dentro

Muy buenas, mis valientes guerreros. Hoy quiero hablaros de lo importante que es dedicarnos tiempo a nosotros mismos, porque cuidarnos por dentro y por fuera es fundamental para tener una vida plena y sana. ¡Vamos allá!

Querernos por fuera

Muchas veces, por un motivo u otro, nos descuidamos y descuidamos nuestro cuerpo. Nos da pereza hacer ejercicio o, incluso, salir a dar un paseo. Y eso, con el tiempo, nos acaba pasando factura. Nuestros músculos pierden fuerza y volumen y empieza a aparecer el exceso de grasa. Si, además, añadimos unos hábitos de alimentación poco saludable, pues tenemos el cóctel perfecto para el sobrepeso. Ese sobrepeso inicial puede llevarnos a perder autoestima y nos descuidamos un poco más. Al final acabamos en un círculo vicioso del que es complicado salir.

Por eso tenemos que cuidarnos por fuera, nuestra imagen, porque nuestra salud física y mental depende del amor que tengamos a nuestro cuerpo. Dedicarnos unos cuantos entrenamientos a la semana y mantenernos activos, por ejemplo, dando paseos, puede ser algo que marque una diferencia enorme. Tenemos que mimarnos, como lo que damos es lo que acabamos recibiendo.

Y querernos por dentro

Nuestra cabeza a veces es un poco maliciosa y ser nosotros mismos, cuando somos demasiado exigentes, puede llegar a ser un verdadero infierno. Tenemos que tratarnos con amabilidad y pensar que todo lo que nos digamos, al fin y al cabo, nos afecta. Si queremos tener una autoestima fuerte y sentir que confiamos en nosotros mismos, no podemos autoboicotearnos. Porque nuestro mayor enemigo no podemos ser nosotros mismos. Tenemos que tratar de modificar esos pensamientos tóxicos por otro más constructivos. Esa será la mejor manera para poder avanzar.

Dedicarnos un tiempo cada día, por ejemplo, para meditar o para analizar nuestros logros pueden ser unas prácticas muy positivas a la hora de afrontar momentos complicados. Es muy importante que nos cuidemos, porque la salud mental es vital para poder seguir adelante con fuerza y valentía.

Y vosotros, guerreros, ¿cómo os cuidáis?